Protestas en Rabat en solidaridad con el Rif. Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/

La revuelta de la región marroquí del Rif tiene visos de provocar un terremoto en las sutiles relaciones políticas del país vecino. De hecho ha afectado al Majzén, el sistema clientelar que emana de la monarquía y que sustenta el poder real en Marruecos. Desde la primavera árabe de 2011 no se había vivido en el país norteafricano una crisis tan significativa.

En el fondo, las protestas responden a una antigua necesidad de reformas que la denominada “primavera árabe” puso en evidencia y que, en casi todos los casos, se quedaron a mitad del recorrido o, sencillamente, acabaron destrozando los países y creando Estados fallidos –Libia, Siria…–.

A este impulso debemos sumar aquí las características históricas de una región de población bereber tradicionalmente poco sumisa con el poder del Estado. La región, que coincide en gran medida con el mapa del Protectorado español en Marruecos, es una zona agreste y con tradición levantisca. En ella la presencia española aún es palpable y de allí procede una buena parte de la inmigración marroquí que llega a España.

Localización del Rif. Fuente: elperiodico.com
  1. Evolución histórica.

Los problemas de esta región con el poder central no son nuevos. Para no remontarnos muy atrás iniciamos la lista de conflictos entre el Rif y las autoridades marroquíes con la rebelión que tuvo lugar en 1958. Dos años después de que Marruecos se constituyese en Estado independiente se produjo en la región una sublevación ante los intentos del rey de implantar un modelo de Estado centralizado donde primarían dos variables que postergaban a los rifeños: el idioma francés y la lengua y cultura árabe. Quedaba arrinconado así lo bereber y lo español, signos de identidad de la población de esta región. La rebelión, que tuvo como objetivo la independencia, se saldó con el fracaso y provocó una fuerte represión dirigida por el entonces príncipe Muley Hassán, futuro Hassán II.

Casi treinta años después, en 1984, se produjo otra revuelta que tuvo más un cariz de protesta social contra las duras medidas de ajuste económico impuestas por el gobierno de Hassán II. Al igual que la anterior, fue duramente reprimida.

En el contexto de la primavera árabe de 2011, al igual que en el resto del territorio marroquí, se produjeron en el Rif protestas y manifestaciones. No obstante, aquí fueron más violentas y de mayor envergadura que en el resto de Marruecos, reflejando esa incomodidad política y social que ha pasado a ser un rasgo de la región.

Como puede observarse, la población rifeña ha mantenido una tradición combativa que hunde sus raíces en las diferencias culturales y en la sensación de marginación secular del territorio. De esta tradición ya fue testigo el dominio español durante el período de la Restauración.

2. Las causas inmediatas.

El movimiento surgió el pasado 28 de octubre de 2016, cuando un vendedor de pescado de Alhucemas, Mouhcine Friki, trató de recuperar la mercancía que le habían confiscado y acabó triturado por un camión de la basura. El incidente, muy similar al que inició la revuelta de la primavera árabe en Túnez, con la muerte de Mohamed Bouazizi, fue divulgado a través de las redes sociales y desató la indignación de los rifeños.

La protesta comenzó pidiendo la clarificación de las condiciones de su muerte y el castigo de los culpables. Pero el movimiento, que ha adquirido continuidad, ha ido incorporando otras reivindicaciones.

Protestas por la muerte del joven Mouhcine Friki. Fuente: elpais.com

La muerte de Fikri ha servido para despertar el sentimiento de lucha contra las actuaciones del Estado, que siempre han perjudicado a la región. El Rif es una zona pobre, montañosa, aunque actualmente ha mejorado su situación económica gracias al cultivo del cannabis –Marruecos es el segundo exportador mundial, detrás de Afganistán–. No obstante, esta mejora no afecta a todos los rifeños sino a la minoría que controla el tráfico hacia Europa u Oriente Próximo.  Es un territorio, además, que expulsa población hacia otras ciudades marroquíes o hacia Europa. Las generaciones jóvenes se hunden en la desesperanza, acuciadas por el desempleo y la falta de perspectivas económicas.

El movimiento de protesta aparece desvinculado de los partidos políticos, incluso del Partido Autenticidad y Modernidad que cuenta con importante presencia en la zona, aunque se le acusa de ser un partido al servicio del poder. No obstante, el movimiento ha recibido el apoyo de los partidos con más base popular, entre ellos los islamistas (Partido de la Justicia y la Libertad), aunque también han marcado distancias con el movimiento bereber.

Debido a su histórica resistencia contra el colonialismo español y francés, el Rif ha sido siempre, como ya hemos señalado, una región difícil de doblegar. Todavía pervive el recuerdo del caudillo rifeño Abdelkrim, que lideró la lucha anticolonial en los años veinte del siglo pasado, y llegó a instaurar una República del Rif (1921-1926). Aunque murió en el exilio en El Cairo, su leyenda sigue viva. Esta región es la tierra de los bereberes, pueblo unido por una lengua (el tamazigh) y una cultura. Durante el reinado de Hasan II la política del monarca fue la del desprecio y la represión. Pero la postura de la monarquía ha cambiado con Mohamed VI, que ha dado visibilidad al territorio y reducido la persecución de lo bereber.

Poblado bereber en el Atlas marroquí. Fuente: wikipedia.org

El escritor Saïd El Kadaoui añade otra causa subyacente: los desajustes entre un sistema político que funciona sin partidos fuertes y sin líderes legítimos y una sociedad en ebullición que demanda cambios estructurales y justicia social.

3. El desarrollo inicial de la revuelta.

La difusión de las imágenes de la muerte de Friki desencadenó una serie de manifestaciones y protestas en todo el Rif de forma inmediata. De momento nada ha conseguido frenarlas. Las más importantes han tenido como epicentro la ciudad de Alhucemas. Al principio, las manifestaciones fueron pacíficas, pero a partir de febrero se produjeron enfrentamientos violentos entre manifestantes y policías. La aparición de la violencia no frenó el movimiento de protesta; estas han continuado produciéndose, convocadas a través de las redes sociales. Hasta ahora ni las amenazas, ni la represión y detención de los líderes de las protestas, ni las promesas de inversiones públicas en la región han logrado frenarlas, cuando han transcurrido ya casi un año del suceso que las inició.

protestas en Alhucemas. Fuente: politicaexterior.com

La detención el pasado 29 de mayo de Nasser Zafzafi, líder carismático del movimiento popular conocido como Hirak, que reclama mejoras sociales y económicas para el Rif, ha reactivado las movilizaciones, extendiéndolas a otras ciudades, incluida Rabat donde la manifestación del 11 de junio congregó a una gran multitud en la que estaban presentes tanto los islamistas como los grupos de izquierda.

Al principio, los manifestantes exigían simplemente la clarificación de las condiciones de la muerte de Friki y el castigo de los culpables. Pero el movimiento ha ido transformando esas reivindicaciones iniciales en demandas sociales, económicas e identitarias que se han politizado progresivamente.  Estas demandas se han encontrado con el vacío político resultado del “bloqueo” levantado por el Palacio contra Abdelilah Benkirane, líder del Partido de la Justicia y del Desarrollo. (PJD), a fin de impedirle dirigir de nuevo el gobierno. El poder no ha dado ninguna respuesta eficaz para solucionar el conflicto, aparte de la represión.

Los dirigentes de la protesta no han dudado en criticar al mismo rey, algo grave en Marruecos y probable causa principal del aumento de la represión sobre ellos y sobre el movimiento en general. El otro elemento que desagrada a la monarquía es la rememoración de la figura de Abdelkrim y su papel en la fundación de la efímera república rifeña.

4. El análisis del movimiento de protesta.

El movimiento que estructura y dirige las protestas se denomina Hirak y concentra tres tipos de corrientes: sociales, políticas e identitarias. Estas reclamaciones son la base de las acciones populares rifeñas. Pero en la casuística que anima el movimiento, pesa también la memoria histórica de lo acontecido en el Rif en el último siglo, desde la resistencia de Abdelkrim contra el colonialismo hispano-francés hasta la insurrección de 1959, violentamente reprimida por Hasan II.

Otro tema que subyace en el conflicto es el papel de la religión. En Marruecos las mezquitas están bajo el riguroso control del gobierno para evitar la penetración islamista. Pero este no ha dudado en utilizarlas para estigmatizar el movimiento, acusándolo de engaño y superchería e incluso de acusar a su principal líder, Zefzafi, de delitos de blasfemia. Las precauciones de los islamistas a la hora de apoyar a los rifeños muestra la autonomía de este movimiento popular de protesta.

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